domingo, 21 de noviembre de 2010

La platería en las iglesias de Olmedo.

LA PLATERÍA EN LAS IGLESIAS DE OLMEDO.
UN TESORO DESCONOCIDO.


José Carlos Brasas Egido
Catedrático de Historia del Arte
Universidad de Salamanca



            La magnífica exposición que, coincidiendo con la Semana Santa del año 2007, se muestra en la villa de Olmedo constituye toda una revelación, pues hasta el presente la mayor parte de las piezas ahora expuestas eran prácticamente desconocidas. El justificado celo puesto en su conservación y custodia, ha  dado lugar a que ese rico y variado tesoro de orfebrería religiosa haya permanecido hasta ahora prácticamente inédito. Salvo alguna excepción, el resto de piezas pertenecientes a las distintas iglesias parroquiales de Olmedo no había sido exhibido hasta ahora ni tampoco estudiado. De ahí el extraordinario interés que reviste esta exposición, que viene a completar nuestro conocimiento de la platería en la provincia de Valladolid.
            Las piezas muestran un variado repertorio que va desde la platería de fines del siglo XV y la del renacimiento hasta las de estilo barroco y rococó. Por sus punzones comprobamos que las del siglo XVI en su mayoría proceden de los talleres de Medina del Campo y Ávila, destacando algunas de ellas marcadas por los Alviz, afamados plateros abulenses.  De tan variado conjunto de piezas destacan las cuatro cruces parroquiales, ejemplares de muy buena calidad. La más antigua es una cruz gótica flordelisada de finales del siglo XV con bellas placas grabadas en sus brazos. Le sigue una formidable cruz plateresca, perteneciente a la iglesia de San Miguel, obra de muy rica decoración de grutescos “a candelieri”. La tercera es de la segunda mitad del siglo XVI, también de fabricación abulense y de un estilo ya manierista. Perteneciente a la iglesia de Santa María, ofrece una rica iconografía tanto en su cruz propiamente dicha como en su hermoso castillete. La cuarta y última cruz parroquial pertenece a la iglesia de San Pedro, como se comprueba en el medallón del reverso, en el que se efigia a San Pedro como pontífice sentado en cátedra.
            La serie de cálices de plata que se conservan constituye todo un muestrario de excelentes ejemplares que van desde finales del gótico a los de época neoclásica, pasando por dos piezas realmente espléndidas que corresponden al pleno renacimiento y al estilo rococó de mediados del siglo XVIII. En los cálices góticos y renacentistas comprobamos de nuevo las marcas de Medina del Campo y de Ávila –punzón de Alviz-, centros en los que se labraron la mayoría de las piezas de las iglesias de Olmedo.
            Asimismo son muy interesantes las custodias de tipo sol conservadas, las tres del siglo XVIII. Dos de ellas son de talleres salmantinos, como ponen de relieve sus punzones de localidad y de los plateros que las marcaron Villarroel y Figueroa. Especialmente notable es la primera que responde a la conocida tipología de ángel tenante del viril, obra de cuidada factura y suntuosa decoración. La mejor no obstante es la tercera custodia, que ostenta marca de Madrid y de un platero denominado Donato. Es pieza cortesana de muy elegante diseño y con decoración de pedrería, tal vez encargada y donada a la iglesia de San Miguel por Don José de Alaiza y Zuazo, jefe de las Reales Tapicerías del rey Carlos de Nápoles y las dos Sicilias (luego Carlos III de España) y ayuda de cámara del monarca, a cuyas expensas se realizó en 1746 la capilla de la Virgen de la Soterraña.
            Completa el conjunto de piezas expuesto una variada serie de piezas de muy diferente función y tipología, ejemplares que van desde unas crismera de finales del gótico a una hermosa naveta del primer cuarto del siglo XVII con escudo del donante, pasando por dos incensarios de época barroca, varios pares de vinajeras, un juego de sacras del siglo XVIII, coronas de la Virgen, “lunas” de plata pertenecientes también a imágenes de Nuestra Señora, candeleros, etc. De todo ese variado conjunto destacan como piezas más notables un excelente hostiario  y una cruz de altar, ambas del siglo XVI y decorados con relieves con ornamentación de grutescos.

            En suma, como podemos comprobar en la citada exposición, las iglesias de Olmedo han conservado una colección de platería muy sobresaliente, totalmente desconocida hasta ahora y con ejemplares de muy buena calidad. Se trata de un verdadero tesoro de platería eclesiástica que constituye un valioso legado de siglos pasados, un conjunto de orfebrería religiosa que debemos conservar con esmero y que desde ahora ha de ser muy tenido en cuenta  dentro del rico e importante patrimonio artístico que aún conserva la histórica villa.







































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