Relicario Iglesia de Santa María

Santas Afecta, Águeda, Apolonia, Catalina, Cecilia, Emburgia, Práxedes, Inés, Justina, Potenciana, San Agustín, Jerónimo / Ambrosio, Basilio magno, Apolinario, Crisóstomo, Blas, Cipriano, San Aniceto, Ceferino, Clemente, Esteban, Gregorio magno, Martín / Sotero, Silvestre, San Juan Bautista, Pedro, Felipe apóstol, Santiago el menor, Lucas, Marcos, Mateo, Pablo, Esteban, Basilio / Zenón, Epímaco, Procacio, Felipe, Vidal, San Mauricio, Sebastián, Jorge, Cosme, Damián, Buenaventura, Pedro mártir / y Tomás de Aquino
Anónimo
Finales del siglo XVI
Madera policromada. 0,55 cm. (en nichos 0,72 × 0,46 m)
Iglesia de Santa María del Castillo. Olmedo (Procedentes del Monasterio de La Mejorada)
En un singular retablo de estructura reticular, formada por nueve calles y cinco pisos, se disponen cuarenta y nueve bustos relicarios: cuarenta y cinco en los encasamentos o nichos del retablo y los cuatro restantes sobre el piso superior flanqueando, dos a dos, un busto del Padre Eterno, de tamaño ligeramente mayor que el resto, que se halla en el interior de un pequeño frontis situado sobre las tres calles centrales. El conjunto carece de fondo y su ornamentación se limita a finas columnillas de fuste estriado que separan los diferentes huecos, en cuyas caras interiores –superior y laterales– se aplicaron labores pintadas de figuras geométricas y vegetales. Las dos calles del lado derecho, están mal ensambladas al resto del retablo por haberse añadido con posterioridad al conjunto original; esta circunstancia se acentúa al comprobar cómo las tarjetas inferiores del banco en estas dos calles carecen de los correspondientes nombres de apóstoles, que sí aparecen en el resto de las mismas.
 
 
 
 

El retablo fue elaborado originariamente para la capilla que D.ª María de Toledo, esposa de D. Alonso de Fonseca, había mandado construir para su enterramiento en la iglesia del monasterio jerónimo de Nuestra Señora de la Mejorada1. Terminada de edificar en 1513 y situada en el lado del evangelio, junto a la cabecera, desde finales del siglo XVI esta capilla fue conocida como «de las reliquias», quizá desde el momento en que se construyó para ella este retablo relicario. Con motivo de la Desamortización el conjunto se trasladó a la iglesia parroquial de Santa María del Castillo, instalándose primeramente a los pies de las escaleras de la capilla mayor del templo, frente a la puerta de la sacristía; tras las obras de restauración de la iglesia de 1959, el conjunto se ha colocado definitivamente a los pies el templo debajo de la tribuna del coro2.
Cabe recordar en este punto que la «capilla de las reliquias» de la Mejorada acogió una treintena más de relicarios de diferentes tipologías –pirámides, brazos, viriles, templos, etc.–, que se trasladaron durante la exclaustración al camarín de la capilla de Ntra. Señora de la Soterraña3; entre ellos había tres de apóstoles muy similares a los del conjunto que ahora analizamos4. Suponemos que algunos de estos relicarios son los mismos que en 1608 donó el Duque del Lerma para la capilla de los Fonseca o «de las reliquias»; entre otros, los de los Santos Prudencio, Gallo, Primitivo, Vito, Epímaco, Gordiano, Felipe, Marcial, Lucía, Vitoria, Evaristo… todos ellos «con su reliquia y beril»; huesos de Santa Ufrasina, San Fabián, San Sebastián, San Esteban; una pirámide con tres reliquias, una cruz de ébano con los extremos de plata, etc.5.
 
 
 
 
 
 
 
 

Acerca del origen del conjunto de reliquias contenido en el retablo, un libro de fábrica de la parroquia olmedana de San Andrés –adonde se trasladó en 1840 el busto con la reliquia de este santo apóstol– recoge la tradición de que los cuarenta y nueve restos habían sido enviados desde Roma, en tiempos de Felipe II, a instancias del propio Santo Padre6. Con respecto a los bustos escultóricos –treinta y nueve son de santos y diez de santas– se aprecian las diferentes concepciones de estilo que conviven en Castilla a partir de las décadas centrales del siglo XVI. Los personajes representados pueden ser identificados fácilmente ya que en el interior de las tecas –todas de formato ovalado y abiertas en el pecho– aparece la correspondiente cartela sobre la reliquia. En ningún caso los santos muestran sus atributos iconográficos particulares; no obstante, son reconocibles a primera vista los ocho papas que aparecen tocados con la tiara de triple corona o los siete obispos que llevan mitra; asimismo, destacan los tres santos guerreros revestidos de armadura y los dos santos de los extremos superiores que se cubren con bonete.

Las tarjetas del banco del retablo contienen los nombres de los apóstoles: Felipe, Santiago el Menor, Pablo, Pedro, Andrés (el busto es de San Marcos)7, Mateo y Bartolomé, y se corresponden con los nombres que aparecen en las tecas de los bustos (los dos recuadros siguientes, como ya vimos, no contienen nombre alguno, aunque sabemos que los bustos correspondientes guardan las reliquias de Santa Justina y San Pedro Mártir). En definitiva, estamos ante un retablo de muy sencilla composición concebido para alojar, a modo de columbario, una variada colección de bustos de hechura y tamaño similares, que hoy en día nos recuerda la enorme importancia que tuvo en su momento el culto a las reliquias.
Antonio  Sánchez del Barrio



1 P. MATAMALA y J. URREA, J., La nobleza y su patrimonio artístico en Olmedo, Valladolid, 1998, pp.41.
2 E. R. GARCÍA-MURILLO BASAS, Historia de Olmedo (la Ciudad del Caballero). Valladolid, 1986, p. 176.
3 Ibidem, p. 178. García-Murillo continúa diciendo que «De ellos subsisten veinte. Tres más parecidos en el Museo Diocesano de Valladolid».
4 J. C. BRASAS EGIDO, Catálogo Monumental de la Provincia de Valladolid. Antiguo Partido Judicial de Olmedo. Valladolid, 1977, p. 165. Estos conjuntos de relicarios alojados en la «capilla de las reliquias» también fueron citados en M. ARIAS MARTÍNEZ y J. I. HERNÁNDEZ REDONDO «El patrimonio artístico de los conventos de Olmedo y Nava del Rey», en Clausuras. El patrimonio de los conventos de la provincia de Valladolid. Valladolid, 2001, p. 40.
5 P. MATAMALA y J. URREA, Ob. Cit., p. 42. Esta información en: AHPV, Protocolos, leg.10.966, ff. 423r-424v.
6 Ibidem, nota 117.
7 Como ya hemos dicho, el busto de San Andrés se trasladó en 1840 a la parroquia de este nombre y quizá actualmente se conserve en el camarín de la Soterraña.